Primera lectura: Heb 7,1-3.15-17:
“Tú eres sacerdote eterno”
Salmo: 110:
“Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”
Evangelio: Mc 3,1-6:
¿Qué está permitido en sábado?
2a Semana Ordinario Prisca, mártir (s. I)
2 Los fariseos lo vigilaban para ver si lo curaba en sábado, con intención de acusarlo.
3 Dijo Jesús al hombre de la mano atrofiada: «Ponte en medio».
4 Y les preguntó a ellos: «¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?». Ellos callaban.
5 Entonces Jesús los miró indignado, aunque dolorido por la dureza de sus corazones y dijo al hombre: «Extiende la mano». El hombre la extendió y la mano quedó curada.
6 Los fariseos salieron inmediatamente y deliberaron con los herodianos cómo acabar con él.
En una ocasión Jesús hizo una advertencia a sus discípulos: «¡cuídense de no colar el mosquito y tragar el camello!» El evangelio de hoy nos da un ejemplo de esta advertencia que refleja actitudes en las que descuidamos lo vital de la vida por priorizar asuntos sin relevancia. Nos encontramos con el episodio del hombre de la mano paralizada que es curado por Jesús en sábado. Más allá del milagro de curación física, causa de alegría y celebración, el texto pone de relieve el sentimiento de tristeza que Jesús experimenta por la actitud de los líderes religiosos. Éstos, preocupados por prácticas rituales, no se alegran ante el alivio físico y emocional de un hombre recién curado de su enfermedad. Jesús se duele por lo que llama la ‘dureza del corazón’ que les impide comprender que, en el alivio de las personas sufrientes, dolidas y marginadas se realiza la voluntad de Dios. Pidamos al Señor su guía para no provocar dolor a su corazón colando el mosquito y tragando el camello.
“Podemos ser sacados de nosotros mismos para reconocer la belleza oculta en cada ser humano, su dignidad, su grandeza como imagen de Dios e hijo del Padre” (CV 164).