Diario Bíblico en Español

18 de Diciembre del 2022

Primera lectura: Isaías 7,10-14: 
La virgen dará a luz un hijo
Salmo: 24: 
Que entre el Señor, el rey de la gloria 
Segunda lectura: Romanos 1,1-7: 
Jesucristo, Hijo de Dios
Evangelio: Mateo 1,18-24: 
Jesús nacerá de María

4o Adviento Modesto (634)

18 El nacimiento de Jesús, Mesías, sucedió así: su madre, María, estaba comprometida con José, y antes del matrimonio, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo.
19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, pensó abandonarla en secreto.
20 Ya lo tenía decidido, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa tuya, pues la criatura que espera es obra del Espíritu Santo.
21 Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta:
23 «Mira, la virgen está embarazada, dará a luz a un hijo que se llamará Emanuel, que significa “Dios con nosotros”».
24 Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María como esposa.
 
Comentario 

La Navidad espera corazones bien dispuestos que no que no se distraen por la publicidad y la propaganda consumista. Al encender las cuatro velas de la Corona de Adviento, queremos soñar nuestras vidas iluminadas, capaces de disipar las tinieblas. Corresponde manifestar con nuestros gestos que el Adviento ha dado su fruto. La persona de Jesús, el Cristo, está en el centro de este domingo como “signo” de una nueva creación. En Jesús se sostiene nuestra esperanza; en su persona y su propuesta del Reino encontramos el camino de humanización que nos salva.

Según el profeta Isaías Dios mismo le dijo al rey Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo». Dios, comprometido en alianza con el Pueblo, pide que lo descubramos en el mundo hermoso que nos dejó. Acaz dice no querer tentar a Dios pero lo hace con sus dudas y falta de fe en él; por eso, Dios decide manifestar su misericordia en la gestación no de una sola vida sino de la libertad para el Pueblo. Pero tienen que aprender a confiar en él y no en los poderes humanos. No deja de ser llamativo que la esperanza de un pueblo pueda encontrarse en las vidas que nacen del vientre de la mujer.

Como Pablo estamos llamados a comunicar la vida de Jesús. Para ello hace falta vivir la plena comunión con él. Tantas veces caemos en una especie de comodidad y de falta de motivación en nuestra vida de fe que no apasionamos a nadie. Ya en los días previos a la Navidad, dejemos que emerja la gracia de Dios en nuestros corazones y sea nuestra comunión con Jesús la que impulse nuestra entrega.

El texto del Mateo de este cuarto domingo de Adviento es la continuación a la genealogía que nos ilustraba la encarnación de Dios en la historia. Para Mateo, Jesús es la culminación de una historia genealógica y el surgimiento de una nueva creación fecundada por el Espíritu. En la primera creación, según el Génesis, Dios sopló sobre el mundo material; en la segunda, según el Evangelio, Dios infunde su Espíritu en el seno de María.

Nuestros lazos consanguíneos quedan relativizados cuando lo importante es abrazarnos como familia humana sin ningún tipo de barrera o muro. El misterio de la encarnación de Dios sigue cuestionando nuestras rigideces humanas y nuestra falta de confianza en Dios. ¿Confiamos en la providencialidad de Dios o nos aferramos a nuestras seguridades? ¡Recuerda tener gestos de amor solidario con quien más te necesita!