Diario Bíblico en Español

15 de Febrero del 2023

Primera lectura: Gén 8,6-13.20-22: 
Miró Noé y vio que la superficie estaba seca
Salmo: 116: 
«Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza»
Evangelio: Mc 8,22-26: 
El ciego veía con toda claridad

6a Semana Ordinario Claudio de Colombiere (1682)

22 Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida, le llevaron un ciego y le pidieron que lo tocase.
23 Tomando al ciego de la mano, lo sacó a las afueras del pueblo, y luego de ponerle saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?».
24 Y mientras recobraba la vista dijo: «Veo hombres; los veo como árboles, pero caminando».
25 De nuevo le impuso las manos a los ojos. El ciego afinó la mirada, fue sanado y distinguía todo con claridad.
26 Jesús lo envió a casa y le dijo: «¡Ni se te ocurra entrar en el pueblo!».
 
Comentario 

 

Qué bueno es sabernos personas de fe, en camino, inacabadas, incluso, conscientes de nuestra imperfección, pero sostenidas por la gracia de Dios. Si nuestra vida es un proceso, tenemos que inquietarnos cuando nos estancamos o instalamos, principalmente en materia de fe. Hay quienes con el tiempo se conforman sólo con ir a la Eucaristía Dominical y no buscan espacios para crecer en comunidad. Hay muchas cosas que, sin querer, nos van nublando la mirada. Vivimos el proceso contrario al ciego del evangelio; él, en el encuentro con Jesús, fue poco a poco viendo las cosas con mayor claridad. ¡Pero cuántos de nosotros, que nos decimos personas religiosas, a pesar del encuentro con Jesús, permanecemos ajenos a lo que pasa en nuestro entorno, enceguecidos por nuestro pequeño mundo confortable! ¿Habremos aprovechado de verdad el encuentro? Que nuestra visión del mundo se aclare y no nos dejemos manipular por quienes nos prefieren ciegos e indiferentes. Que nuestra mirada sea crítica y, a la vez, propositiva, en clave de Reino. ¿No crees que hay mucha desinformación y manipulación en tu entorno? Invita a tu comunidad de fe a tener “ojo crítico”.

“No me encuentro con el otro si no poseo un sustrato donde estoy firme y arraigado, porque desde allí puedo acoger el don del otro y ofrecerle algo verdadero” (FT 143).