Primera lectura: Heb 4,1-5.11:
Dios descansó el séptimo día
Salmo: 78:
«No olviden las acciones de Dios»
Evangelio: Mc 2,1-12:
El Hijo del Hombre puede perdonar pecados
1a Semana Ordinario Hilario (307)
2 Se reunieron tantos, que no quedaba espacio ni a la puerta. Y les exponía el mensaje.
3 Llegaron unos llevando un paralítico entre cuatro;
4 y, como no lograban acercárselo, por el gentío, levantaron el techo encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla en que yacía el paralítico.
5 Viendo Jesús su fe, dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
6 Había allí sentados unos letrados que discurrían en su interior:
7 «¿Cómo puede éste hablar así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?».
8 Jesús, adivinando lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué están pensando eso?
9 ¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico que se le perdonan los pecados o decirle que cargue con la camilla y comience a caminar?».
10 Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, dijo al paralítico:
11 «Yo te lo mando, levántate, carga con la camilla y vete a casa».
12 Se levantó de inmediato, cargó su camilla y salió delante de todos…
No existe persona que se haya liberado de sufrir algún tipo de exclusión. Por el color de piel, el idioma, la nacionalidad, la procedencia social o la condición económica se invisibiliza y margina a muchos seres humanos negándoles su dignidad. La Carta a los Hebreos, en cambio, invita a la comunidad a permanecer en Dios ‘para que nadie sea excluido’ (Heb 4,1) de la vida comunitaria que celebra el reino de Dios. Marcos, por su parte, con el relato del paralítico nos recuerda que la exclusión también se vive en las relaciones socio-religiosas, principalmente si se clasifica a las personas. Toda comunidad de fe debe acoger e incorporar a quienes son rechazados por la lógica de este mundo, sin importar su condición. El paralítico es llevado ante Jesús por es misma fuerza comunitaria, y la acción solidaria tiene como fruto la curación física y la liberación de la exclusión y la marginación. Pidamos a Dios que nos ayude a construir su proyecto salvífico, opuesto a toda forma de exclusión.
“Al lado de algunos jóvenes indiferentes, hay muchos otros dispuestos a comprometerse en iniciativas de voluntariado, ciudadanía activa y solidaridad social…” (CV 170).