Primera lectura: Zac 2,14-17:
Canto de la Hija de Sión
Salmo: 96:
Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones
Evangelio: Lc 1,39-45:
Bendita tú entre todas las mujeres
3º Semana de Adviento Nuestra Señora de Guadalupe
40 Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre; Isabel, llena de Espíritu Santo,
42 exclamó con voz fuerte: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
43 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
44 Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre.
45 ¡Dichosa tú que creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció».
Hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, de gran expresión popular en nuestro continente americano. Como indicó en una celebración el Papa Francisco: “El Nican mopohua me sugiere tres adjetivos para ella: señora-mujer, madre y mestiza”. Atendamos al mestizaje de María, fruto del Espíritu, que nos recuerda a un Dios inclusivo que mira con amor a la más pequeña de sus criaturas y la dignifica. En un mundo que busca imponer y globalizar una sola cultura, nos encontramos con la persona de María que permitió a Dios ese mestizaje cultural, religioso, social. La encarnación de Dios en el vientre de María es garantía de su presencia en todas las criaturas y no sólo en unas cuantas privilegiadas. Por eso sentimos a María como Madre en el corazón de nuestros pueblos. Celebrarla es festejar el consuelo y la esperanza que Dios comunica a los pueblos minoritarios olvidados. Ella, Mujer y Madre, se convierte en pilar para nuestro peregrinar, invitándonos a ser oyentes y servidores de la Palabra de la vida.