Diario Bíblico en Español

11 de Febrero del 2023

Primera lectura: Gén 2,18-25: 
Los dos estaban desnudos
Salmo: 128: 
«Dichosos los que temen al Señor»
Evangelio: Mc 8, 1-10: 
Dieron de comer a la multitud

5a Semana Ordinario Nuestra Señora de Lourdes

1 En aquellos días se reunió otra vez mucha gente y no tenían qué comer. Llamó a los discípulos y les dijo:
2 «Me compadezco de esta gente; ya llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer.
3 Si los despido a casa en ayunas, desfallecerán por el camino; y algunos han venido de lejos».
4 Le contestaron los discípulos: «¿De dónde sacaríamos panes para alimentarlos aquí, en despoblado?».
5 Les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?». Respondieron: «Siete».
6 Ordenó a la gente que se recostara en el suelo. Tomó los siete panes, dio gracias, los partió y se los dio a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
7 Tenían también unos pocos pescaditos. Los bendijo y mandó que los sirvieran.
8 Comieron hasta quedar satisfechos, y recogieron las sobras en siete canastas.
9 Eran unos cuatro mil. Los despidió
10 y enseguida embarcó con los discípulos y se dirigió al territorio de Dalmanuta.
 
Comentario 

 

Hoy, en medio del individualismo y la mercantilización de la vida, es muy fuerte y extendida la tentación de vivir en soledad. Esta soledad se convierte en indolencia cuando vivimos sin preocuparnos por los demás, negando nuestra naturaleza como Creación en comunidad. Adicionalmente la soledad nos carcome cuando, viviendo en comunidad, no hacemos nada por denunciar la opresión o corregir las desigualdades. A esto invita Jesús a su comunidad discipular: a no quedarse de brazos cruzados o rezando, sino compartir en solidaridad la suerte de los hambrientos y desprotegidos. Que el Señor nos ayude a caminar en comunidad, alejados de toda soledad e indolencia que niega nuestro vínculo con la Creación y el compromiso que tenemos para con el cuidado integral de la vida. Aun eso poco que tienes, si lo compartes, se transforma en fuente de bendición para tu vida. No te acostumbres a acumular; recuerda que es mejor compartir.

“Y como María, la Madre de Jesús, «queremos ser una Iglesia que sirve, que sale para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad” (FT 276).