Primera lectura: Eclo 48,1-4.9-11:
Elías volverá
Salmo: 80:
Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve
Evangelio: Mt 17,10-13:
Elías ya ha venido, y no lo reconocieron
2a Semana de Adviento Eulalia, mártir (304)
11 Jesús respondió: «Elías tiene que venir a restablecer nuevamente el orden de todas las cosas.
12 Pero les aseguro que Elías ya vino, no lo reconocieron y lo maltrataron. Del mismo modo el Hijo del Hombre va a sufrir a manos de ellos».
13 Entonces comprendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.
Jesús identifica a Elías con Juan el Bautista que también fue «un profeta que se alzó como fuego cuyas palabras eran horno encendido». En esa línea profética, de igual manera Juan será rechazado, malinterpretado, condenado a muerte. Este destino del profeta es también el destino de Jesús y de quienes a lo largo de la historia han hecho eco de esa Palabra profética. Es interesante notar que a la mitad del Adviento aparecen estos rasgos de carácter pascual, invitándonos desde la entrega de la vida a generar esperanza de futuro. Para ser reconocido como Mesías salvador, Jesús pasa por la muerte, fidelidad que será recompensada con la Resurrección. No podremos disponernos para la celebración del “Emmanuel” si vivimos distraídos por la propaganda consumista y huimos del compromiso solidario con quienes no tienen oportunidad de vivir con dignidad. La encarnación de Dios se realiza en la periferia, lejos del poder de dominio y de toda clase de maldad. ¿Sabemos ubicar dónde y en quiénes se encarna Jesús hoy?