Editorial
“El cambio climático y la pandemia de Covid-19 ponen al descubierto la vulnerabilidad radical de todos y todo y suscitan numerosas dudas y perplejidades sobre nuestros sistemas económicos y sobre las modalidades de organización de nuestras sociedades”. (Mensaje con ocasión de la COP 26 por el cambio climático, 29 de Octubre).
Y llegamos a la recta final de nuestro año litúrgico con el reto de revisar nuestro caminar como creyentes en sociedad. No parece que estemos aprendiendo bien la lección que nos ha dejado la Pandemia, pues nos resistimos a los cambios más profundos en nuestros estilos de vida.
Como discípulos y discípulas de Jesús estamos llamados a despertar y a comprometernos más con la transformación de nuestro entorno, teniendo como premisa la salvaguarda de la vida en todas sus formas. Con acciones pequeñas como el desprendimiento solidario, la puesta en práctica de límites saludables en todo lo que hacemos, el respeto y cuidado de nuestros hábitats naturales, podremos dar un respiro a la vida, asegurando el futuro para las generaciones venideras.
Oremos para que la COP 26 sea el espacio de toma de conciencia por parte de las naciones del mundo, para frenar el uso abusivo de bienes naturales e iniciar un plan de protección de las comunidades y los ecosistemas. Que este tiempo no nos encuentre distraídos o dormidos, sino, por el contrario, bien dispuestos a ser parte del cambio y no del problema que perjudica a todo el Planeta. ¡Bendecido cierre del año litúrgico y buen inicio de Adviento!